En la recta final de su sexenio, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador destinó el pasado fin de semana un espacio de su última gira por Quintana Roo a supervisar los avances de la restauración y habilitación de la zonas arqueológica de Ichkabal, ubicada en Bacalar, antigua ciudad maya cuyo nombre significa entre bajos y que perduró desde el siglo IV A. C., cuando comenzó a poblarse, hasta principios del siglo XVI.
Además de superar los 2 mil años desde su fundación, esta urbe es reconocida por la grandeza de sus estructuras, que alcanzan 40 metros de altura, en un núcleo que abarca 7 hectáreas, aunque hay más estructuras en los alrededores, una zona que fue ubicada hace poco tiempo, en la última década del siglo XX dentro de tierras del ejido Bacalar.
Responsable principal de la restauración de las 30 zonas arqueológicas donde se llevaron a cabo acciones de rehabilitación a lo largo de la ruta del Tren Maya, el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, en el marco de la visita de supervisión del domingo reconoció que, pese a los avances en la rehabilitación e infraestructura en torno a la zona arqueológica, su apertura al público depende de solventar una diferencia con los ejidatarios de Bacalar, que demandan la indemnización por sus tierras en las que se ubica Ichkabal.
De hecho, en la parte final de su discurso el domingo, el presidente López Obrador dijo a los ejidatarios de Bacalar que “se va a cumplir el acuerdo; aquí Diego (Prieto) va a ser el garante de que se cumpla el acuerdo; pero va a ayudar mucho el tener el camino y resolver lo de la entrada al sitio lo más pronto posible, porque ya viene la temporada de vacaciones y va a llegar mucha gente, ya va a empezar el tren antes de finalice el año”, aunque dijo que para entonces ya no va a estar, pero si van a estar la presidenta Claudia Sheinbaum y el General Gustavo Vallejo, responsable de la construcción del Tren Maya.
En el mismo acto, el presidente del comisariado del ejido Bacalar, Refugio Cano Gómez, entre el público tomó la palabra y agradeció al presidente por poner en alto al núcleo agrario, y López Obrador le respondió: “¡Arriba el ejido Bacalar!”.
En entrevista, Diego Prieto explicó que hay buena disposición de los ejidatarios para alcanzar un acuerdo a fin de que sus tierras, en las que se encuentran la zona arqueológica de Ichkabal, pasen a ser propiedad federal y se pueda abrir al público plenamente.
En su discurso, el director del INAH dijo que Ichkabal muy pronto abrirá sus puertas gracias al Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), que se realizó como complementaria al Tren Maya, y también al camino que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) construyó de la localidad El Suspiro, en la carretera Bacalar-Miguel Alemán, a la zona arqueológica, y que permitió habilitar la infraestructura para que pueda abrir al público.