A dos décadas de los ataques del 11 de septiembre del 2001, recordamos todavía os atentados en Nueva York y Washington quedaron indeleblemente grabados en la memoria de los estadounidenses.
Pero, ¿cómo ha cambiado el mundo después de esa fatídica fecha? te compartimos cinco aspectos que se vieron transformados:
1. Un nuevo tipo de guerra
El gobierno de Estados Unidos respondió al ataque de las Torres Gemelas con el anuncio de un nuevo tipo de guerra, en la que el enemigo ya no era un estado-nación y con límites vagamente definidos.
“Nuestra guerra contra el terror comienza con Al Qaeda, pero no finaliza allí. No terminará hasta que cada grupo terrorista de alcance global haya sido encontrado, detenido y derrotado”, dijo el 20 de septiembre de 2001 el presidente George W. Bush en un discurso ante el Congreso estadounidense.
Semanas después, las fuerzas angloestadounidenses dieron inicio al bombardeo de objetivos de Al Qaeda y del régimen Talibán que les acogía en Afganistán.
Así fue como inició la “guerra global contra el terrorismo”.
2. El islamismo radical se hizo global
A pesar de que la guerra en Afganistán le quitó a Al Qaeda su “santuario” y las operaciones antiterroristas terminaron llevando a la muerte a su líder Osama bin Laden, la amenaza de grupos islamistas radicales no ha hecho más que aumentar desde el 11-S.
Entre 2019 y 2020, Al Qaeda y sus grupos afiliados tenían presencia en unos 15 países y disponían de más de 25.000 militantes, de acuerdo con estimaciones publicadas por el CFR.
3. El auge de la islamofobia
No obstante los esfuerzos realizados por las propias comunidades islámicas para combatir, condenar y desligarse del extremismo de los grupos yihadistas, los musulmanes que se ubican en Estados Unidos han reportado un incremento de la islamofobia en ese país desde el 11-S.
En los meses posteriores al atentado en contra de las Torres Gemelas, los crímenes de odio contra musulmanes se dispararon en Estados Unidos de 28 en el año 2000 a 481 en 2001, según datos del FBI.
Aunque en los años siguientes hubo un descenso, el número de casos se mantuvo desde entonces de forma consistente por encima de 100 al año y en la última década se ha registrado un promedio anual de 198 ataques contra musulmanes por causa de su fe.
4. El (des)balance entre seguridad y privacidad
Tras el derrumbe de las Torres Gemelas también cayeron muchas protecciones al derecho a la privacidad.
“El equilibrio entre privacidad y seguridad nacional cambió de forma notable tras el 11-S. Con la aprobación de la Ley Patriota en octubre de 2001, los funcionarios del gobierno obtuvieron una nueva autoridad para vigilar posibles amenazas”, escribieron los expertos Darrell M. West y Nicol Turner Lee en un análisis publicado por el Brookings Institution, un centro de estudios con sede en Washington D.C.
“Con la llegada de los teléfonos inteligentes y la prevalencia de las comunicaciones eléctrónicas, las autoridades desarrollaron nuevas herramientas para vigilar a individuos concretos y hacer seguimiento a su ubicación usando información de geolocalización. Tomadas en conjunto, estas acciones expandieron dramáticamente el poder del gobierno para realizar una vigilancia masiva”, agregaron.
5. El retroceso en la defensa de los derechos humanos
Enfrentados ante el miedo de ser víctimas de un ataque mortal, muchos estadounidenses comenzaron a justificar el uso de los duros métodos de interrogatorio -considerados como torturas por los defensores de derechos humanos- que las autoridades de ese país aplicaron a quienes eran detenidos por ser sospechosos de terrorismo tras el ataque a las Torres Gemelas.
Una investigación realizada en 2015 por el Centro Pew encontró que 58% de los estadounidenses consideraban que estas prácticas estaban justificadas.
“Estados Unidos no solo cooptó a sus aliados en acciones ilegales como el uso de su territorio para rendiciones extraordinarias [el secuestro y entrega a otros países de sospechosos de terrorismo], sino que también deshumanizó aún más a los regímenes autoritarios al impulsar nuevas leyes antiterroristas, entregando a sospechosos capturados en Afganistán, Irak y Pakistán; y permitiendo detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas. Ese fue el caso en Egipto, Jordania, Marruecos y de varios estados del Golfo”, señaló en un análisis Patrycja Sasnal, jefa de Investigación del Instituto Polaco de Relaciones Internacionales.
Con información de BBC Mundo.