Skip to content

La comisión del 6 de enero se enfocó en cómo Trump no actuó mientras el Capitolio estaba bajo ataque

La comisión del Congreso que investiga aquellos hechos dedicó este jueves por la noche, en horario de máxima audiencia, 165 minutos a analizar minuciosamente aquellos 187 minutos durante la octava (y, de momento, última, hasta septiembre) de las sesiones en las que sus nueve miembros están compartiendo con el público los frutos de una investigación de un año y medio.

Demostraron que el aún presidente “decidió no actuar” durante ese tiempo para detener el asalto al Capitolio, pese a que fue consciente de la violencia desde el principio y a que fue testigo en directo a través de la televisión por cable del terror sembrado por sus seguidores. También probaron que sus familiares y colaboradores le imploraron que mandara a la gente de vuelta a casa, dado que él era “la única persona en el mundo con capacidad para eso”. Que echó “gasolina al fuego” sin parar e incitó con un tuit la ira contra su vicepresidente y que acabó el día dirigiéndose a los suyos con un discurso en el que se negó a leer el guion que le habían escrito. A cambio, les dijo: “Sois especiales. Os amo”.

El 7 de enero, grabó otro video, con la misma retórica inequívocamente trumpiana, de la que se sirve para surfear la realidad con medias verdades. El comité emitió por primera vez las tomas falsas de ese clip. En una de ellas, Trump está leyendo un discurso de una pantalla que ve a duras penas, cuando manda parar. “No”, dice, “no pienso decir eso. No quiero decir que la elección ha acabado”.

Con otra montaña de pruebas incriminatorias como esa, el comité demostró en definitiva que faltó a su deber como comandante en jefe e incurrió en una “suprema violación de su juramento constitucional”, por el que estaba obligado a proteger la integridad del poder legislativo estadounidense. Hasta su yerno, Jared Kushner, estuvo de acuerdo en eso, como se pudo ver en una grabación emitida en la pantalla del salón del edificio del Congreso donde se celebran las sesiones.

Este jueves, la comisión volvía al horario de máxima audiencia, atención que habían reclamado solo una vez antes, en la audiencia inaugural. Así que a las 20.00, en mitad de la mayor expectación vivida hasta la fecha y con el salón lleno hasta los topes, Liz Cheney (Wyoming), una de los dos republicanos de un comité del que es vicepresidenta y que completan siete demócratas, dio por iniciada la sesión en ausencia del presidente, el demócrata Bennie Thompson (Misisipi), que el martes dio positivo por coronavirus y compareció brevemente en una pequeña pantalla al principio y al final. “Donald Trump optó por no responder a las súplicas del Congreso, de su propio partido y de todo el país para detener la violencia”, sentenció Cheney en su parlamento inaugural. “Se negó a defender nuestra nación y nuestra Constitución. Se negó a hacer lo que cualquier presidente estadounidense habría hecho”.

Los congresistas escogidos para llevar las riendas del interrogatorio fueron Elaine Luria, demócrata de Virginia, y Adam Kinzinger, republicano de Illinois, que ya las tomó durante la quinta sesión. Acaso no por casualidad, ambos son veteranos del Ejército (ella llegó comandante de la armada; él sirvió en la fuerza aérea), como otro de los protagonistas de la velada, Matthew Pottinger, exmarine. Los dos testigos que se ha guardado el comité para la última de las sesiones, que han seguido un guion propio de una serie, con sus ganchos estratégicamente colocados, eran, de nuevo, dos trabajadores de la confianza de Trump en los estertores de su mandato: Sarah Matthews, ayudante de la portavoz de la Casa Blanca, y el citado Pottinger, viceconsejero de Seguridad Nacional.

A ambos, que estaban aquel día en el Ala Oeste de la Casa Blanca, les une, además de ser “republicanos de toda la vida” y de haber demostrado repetidamente su lealtad al expresidente, la reacción a un tuit de Trump, una de las piezas clave del 6 de enero. Lo envió a las 14.24, en plena refriega (y lo borró a las 19.15, cuando todo había terminado). Decía: “[El vicepresidente] Mike Pence no tuvo el coraje de hacer lo que debería haber hecho para proteger nuestro país y nuestra Constitución, dando a los Estados la oportunidad de certificar un conjunto de hechos revisados, no los fraudulentos o inexactos que se les pidió que certificaran previamente. ¡Estados Unidos exige la verdad!”. A los dos testigos ese mensaje les bastó para convencerse de la obligación de dimitir para no ser cómplices de un golpe de Estado.

Al término de la sesión, llegaron los apasionados discursos de los congresistas Luria y Kinzinger, que echó mano de las palabras reservadas a las grandes ocasiones: “Nosotros, el Pueblo”, dijo, “debemos exigir más de nuestros políticos en nosotros mismos. Los juramentos importan, el carácter importa, la verdad importa. Si no renovamos nuestra fe y compromiso con estos principios, este gran experimento nuestro, este faro brillante en una colina, se apagará”.

Etiquetas

Anúnciate en Encadena

También te puede interesar....

Síguenos en redes sociales

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

Últimos artículos

Suscríbete a nuestro Newsletter

Actualízate con nuestras noticias por correo.